El sueño de Phil Gregory involucraba una hamaca y una copa de vino. Sin embargo, su realidad estaba en un estudio de música en Los Ángeles. Aquella fantasía casi idílica se volvió realidad 15 años después cuando su esposa Eileen y él conocieron Baja California.
La pareja llegó por recomendación de un amigo, y después de comer en el restaurante Laja del chef Jair Téllez, se enamoraron de sus viñedos, la gastronomía y los paisajes del Valle de Guadalupe. Decididos a hacer un cambio de vida y convencidos de haber encontrado su lugar ideal, construyeron hace 11 años un rancho “en medio de la nada” y se mudaron a Ensenada.
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MILENIO, 2017